Casi lunes, casi domingo. Justo la hora en que podemos comprobar cómo ha ido el fin de semana. Revisar y comprobar si hemos acabado las tareas previstas, si hemos hecho aquel encuentro con amigos planificada desde hace meses, si hemos visitado aquel lugar, cerca o lejos, que nos han recomendado tantas veces, si como deseábamos hemos quedado en casa en el sofá y con manta…En definitiva… si se han cumplido nuestros planes.
Porque planificar es eso, tenerlo todo muy bien pensado y preparado para que no haya inconvenientes de última hora ni sorpresas negativas. Para qué al final todo suceda como teníamos previsto. Todo tranquilo, todo controlado.
Pero… aunque sea de esas personas que aman el orden y el control, reconozco que a veces puede ser reconfortante, emocionante y muy positivo recibir alguna propuesta que desbarate los planes.
Alguna propuesta que, aunque aceptas para colaborar y ayudar a un buen proyecto, al final resulta que la satisfacción y alegría que te provocan te hacen olvidar cualquier incomodidad y te llenan enormemente.
Y si estas propuestas imprevistas son más de una en el mismo fin de semana, te hacen sentir una fantástica plenitud y un pensar que estás en el camino correcto. Y lo importante es el camino, me dijo una vez una persona sabia. No hay casualidades. Pasito a pasito haces tu recorrido por donde tienes que ir, con estas sorpresas que te hacen disfrutar inmensamente y te hacen querer seguir más y más…y más.
Y en límite del domingo otra propuesta inesperada. No sabemos si llegará a hacerse realidad o no pero el simple hecho de recibirla provoca querer compartir las buenas sensaciones que se respiran ahora mismo. Y en eso estamos.
Revisando el fin de semana…
¿planes cumplidos? Algunos,
¿sorpresas positivas? Varias,
¿resultado final?…Genial!!